En la maravillosa película de Elia Kazan, un tranvia llamado deseo,hay una escena que siempre me ha gustado, en la cual Blanche, la ajada belleza sureña, comenta que siempre ha dependido de la bondad de los extraños...
Pues bien, yo soy un poco esa Blanche..., en ocasiones...., en escasas ocasiones gracias a dios, cuando uno ve todo muy muy oscuro...tan oscuro y tan negro que no es capaz de atinar a dar un paso..., aparece un perfecto extraño, una persona a la que no conoces de nada, y a la que probablemente no volveras a encontrar...y de una manera totalmente desinteresada, te devuelve el aliento, te ofrece un abrazo invisible que te acoge y reconforta...te ayuda a levantarte y ...efectivamente te levanta...
Y es curioso que la clave de todo eso sea..., depender y confiar en la bondad de los extraños....
PD: Dedicado al propietario de Excalibur....;)
Bienvenidos a mi planeta...
Hace 14 años