Se llamaba Maria del Rosario Pérez Cortes, tenía 26 años y llevaba casi la mitad de los mismos trabajando, era una mulata recia, de muslos prietos y pechos permanentemente empitonados..
Había empezado a prostituirse a los 14 años, cuando huyó de una casa en la que sobraban las palizas y faltaban los abrazos, y cansada de tener que dar, lo que a la fuerza, por las noches le pedía su padrastro, decidió irse de casa y buscar fortuna.., cuanto menos cobrando..
Dió tumbos durante años, hasta que recaló en el establecimiento del señor Abel, un gallego de buen corazón, que a pesar de estar rodeado de mujeres, jamás se excedió con ninguna, y siempre , con respeto las trató..
Aquella noche, no se preveía movimiento, era fin de mes, y se notaba. Los hombres no tenían dinero, y se consolaban con sus esposas, en sus casas.., de repente un tumulto, un griterío..-Vaya! parece que si va a haber faena después de todo..- le dijo a su compañera Gisela, y entonces lo vio, alto como una vara de avellano.., flaquito y una expresión entre aturdido y asustado..
No se si fueron sus grandes ojos castaños, o el ver que sus manos temblaban, lo que hizo que agarrase a Giselita, y hacia él se encaminaran..
Era tan dulce e inocente!! nada que ver con los viejos babosos , que noche tras noche la tomaban..., por una vez quería que fuese tierno, quería que él disfrutara..quería hacer algo bueno..y así tal vez..cuando pasase el tiempo, él..
podría , si quisiera, recordarla...
Se llamaba María del Rosario Pérez Cortes, y aquella noche se le dedicó, en cuerpo y alma...
Bienvenidos a mi planeta...
Hace 14 años
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