CUANDO NO ME VEÍA NADIE

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El valle de las caricias perdidas...

Hace tiempo leí una noticia, en la cual se relataba que una masajista, ofrecía como producto estrella, sesiones de caricias y cosquillas...Y antes de que algún avispado o avispada me diga, que los masajes con final felíz son más viejos que la orilla del río, os adelanto que se trataba de un local de estética, muy chic y fino, donde ese tipo de servicio, estaba dirigido a toda clase de público (hombres, mujeres etc...), además enumeraba la gran cantidad de beneficios para la salúd, que suponen las caricias , y exaltaba el hecho de que tenían tal aceptación que habían tenido que ampliar el horario para atender a todas las personas que lo demandaban...
No se que me pareció más triste, si el hecho de que hubieran cuantificado un precio para obtener algo que, a priori sólo puedo imaginar recibir de alguien muy cercano, o que hubiese tal cantidad de personas huérfanas de caricias y,en consecuencia, dispuestas a pagarlo.
Los que me conocen saben que soy como un gato, puedo pasarme horas y horas recibiendo caricias, caricias suaves, delicadas, cariñosas, tiernas...largas ...no estamos hablando de caricias sexuales no...estamos hablando de el contacto de la piel con la piel, el roce de los dedos, el susurro de los labios, las risas de las cosquillas...es ..amor en estado puro..
Tiene que ser raro dejarse tocar por alguien a quien no conoces, alguien que te toma como una tarea a realizar, con un tiempo límite fijado, que tiene un guión en su cabeza de como , cuando , cuantas , y con que intensidad tiene que proporcionar caricias...
En fin...con todo y con eso tengo que reconocer también que, dada mi necesidad patológica de recibir caricias, y teniendo en cuenta mis circunstancias personales actuales, si hubiese un local de esas características en mi barrio..., sería la primera en inaugurarlo...

3 comentarios:

  1. Vuelve a escribirlo y cambia el final, tiene un sabor amargo.

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  2. serás la primera en ir o la primera en montarlo? El final está bien.

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  3. Al anónimo le digo, que en la vida abundan más los finales amargos que los felices...y a mi adorado Marcelo...le digo que iría como clienta porque , paradójicamente, ¡¡no me gusta dar caricias!!!

    LMI

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