CUANDO NO ME VEÍA NADIE

martes, 12 de marzo de 2013

El hombre del lapicero.

A pesar de que todos conocemos la teoría, muy pocos la llevamos a la práctica..., no hay mejor manera de encender el deseo ajeno, que negando la mas mínima caridad cristiana...
Como conseguir que el interés se acreciente..., que la mente se nuble, que el corazón palpite...que el cuerpo anhele...como? simplemente destacando nuestra ausencia....
Y mientras uno espera, elucubra, imagina, y anhela..., el deseo aumenta, invade nuestro interior...lo ocupa todo de tal  manera.... que, sólo cuando uno ya ...desespera....,  una fugaz  mirada de soslayo...unas palabras, aparentemente huecas, hacen que todo vuelva a girar, en favor de nuestro corazón, y en detrimento de nuestra cabeza...


PD... El que espera desespera....

2 comentarios:

  1. Interesante Reflexión, no esperaba menos... Ni más...
    Muchas Gracias.

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  2. Curioso instrumento el lapicero... Lleva con nosotros desde tiempos inmemoriales y ya hacían uso de él nuestros antepasados prehistóricos y aun así ha sobrevivido hasta ahora... Al final está claro que sirve para pintar y/o dibujar historias. Podemos hacer uso de él cuando queramos, cogerlo y sencillamente inventar, recrear, fantasear o, a lo mejor, a lo peor, retratar la realidad... Fácil, fiable y anónimo, realmente está bien pensado...

    Pero quizá la maldita informática acabe con él, después de siglos, al fin y al cabo... Qué importa la caligrafía! Estos maravillosos computadores pueden recrear a la perfección la más gótica de las letras, la más sencilla y hasta la más torpe... Qué importa la ortografía! Basta con pasar el corrector ortográfico y adios errores.... ¡Ay!, querido lapicero, tienes los días contados, y lo sabemos todos... Pero no, cual irreductible aldea gala, aun te queda la semántica y la gramática... Sí, es cierto, los robots al final son estúpidas máquinas replicantes que solo saben sumar y restar 1 y 0 (aunque a gran velocidad he de reconocer). Así, que, tienes más plazo, aun pervivirás, aunque muerdan tu cabeza, te dejen astillado en un cajón, o solo echen mano de ti cuando no hay más remedio... ah, sí, ahora lo entiendo todo... Las cosas (al contrario de lo que se piensa) casi siempre son como parecen y mucho más sencillas de lo que queremos hacer pensar a los demás...

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