Rincones turbios...

Hace unas semanas, leí una entrevista a mi admirado Arturo Pérez Reverte, en la cual para hablar de la protagonista de su última novela, El tango de la guardia vieja,(sencillamente sublime) se complacía en comentar que todas las señoras , si entendemos como aquellas, las que como la mujer del César, no solo lo son sino que lo aparentan, escondían rincones turbios en su interior...
Esta semana he terminado por fin, el tan comentado libro de Cincuenta sombras de Grey, y a pesar de no compartir el , a mi gusto, excesivo entusiasmo por el mismo que han manifestado miles y miles de mujeres en todo el mundo , entiendo el razonamiento de Reverte..., en el fondo todas , o casi todas, escondemos sentimientos turbios..., comportamientos poco apropiados para nuestra condición, reacciones instintivamente primarias, y conductas , que sólo se harían (o haríamos) en el marco de la mas absoluta clandestinidad y anonimato...
Si, sólo eso explica la fascinación que sentimos por el Sr Grey como, en nuestras retorcidas fantasías, nos convertimos en el objeto de su deseo, sumisas..., deseando que, por una vez, sea otro el que lleve el control de nuestros actos y nos descargue del peso que conlleva el estar continuamente sopesando el que, el como, y el con quien, damos los pasos que damos...
Asi que , sí , señor Reverte..., todas o casi todas las señoras, escondemos rincones turbios, esos que sólo mostramos en el decorado apropiado, con  actores desconocidos, con la penumbra invadiendo nuestro escenario  ,  de manera que sólo permitimos que se vea nuestro lado turbio, y guardamos para la siguiente obra, el resto de nuestros lados....