Una característica que diferencia al ser humano de la mayoría de los animales, es el concepto que tenemos de la posesión..., somos posesivos por naturaleza , ya estemos hablando de un palo, de un mamut, o como no, de una pareja ...y no digamos si estamos hablando de ex-parejas, ahí tendríamos para escríbir toda una enciclopedia...
Y no lo entiendo, no comprendo como puede uno sentir una punzada en el corazón cuando ves a tu ex, felíz, bien acompañado, distendido y alegre...
Será que se nos salta el chip puñetero , ese que hace que deseemos ser nosotros los primeros en recomponer nuestro corazón, con alguien más guapo, más alto y con mucha más conversación..., pero lo cierto es que justo cuando llega el día en que terminas de recoger todos los pedacitos en los que ha quedado disgregada tu autoestima , comienzas a pegarlos con mucho cuidado intentando recuperar más o menos la forma original..., y como ya te sientes mejor decides salir a la calle, deseando comerte el mundo, aunque al final sólo tengas cuerpo para merendarte una mandarina, pero sientes que tu pelo brilla más que nunca, tus dientes son más blancos e incluso la turgencia de tu culo desafía a las leyes físicas de este planeta... justo entonces... giras la vista dando un golpe de melena y... se te desencaja la cara , cual marioneta de madera, al descubrir a tu ex, más alto, más guapo y con mejor conversación...que nunca..
Y en realidad no ha cambiado absolutamente nada más en él, que la persona que le acompaña , que obviamente...ya no eres tú..
¿Curioso verdad...?
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